martes, 29 de junio de 2010

Renconres que jamás desaparecen

Quizás esa es la fuente de toda mi ira, aunque también es porque cualquier contacto con una emoción negativa se relaciona con rabia.

En este último periodo, cuando se supone que estoy más calmado y relajado, ya casi olvidando todo lo que alguna vez sufrí, jamás pensé que volvería a estar al tope de contener toda mi ira.

Que mis compañeros de básica me abandonaran y me molestaran no fue gran cosa, pues como el pendejo ingenuo que era, no se sentía en lo más mínimo… bueno, hasta que las molestias eran muy obvias y me enojaba.

Que mis compañeros de media fueran unos imbéciles que sólo sabían callar por la fuerza bruta, demostró mi gusto por generar miedo y respeto a través del poder. Pero dejó el amargo gusto de intolerancia en mi sangre ya hervida.

Pero ahora se supone que debería estar relajado… pero aún así todo lo anterior se vio superado enormemente por una pequeña estupidez que se le ocurrió a Mary hace unos años, la cual no mencionaré para no calentar mi sangre y generar más rencor todavía… Pero, aún más superior, es la estupidez de mi madre.

Desde mi infancia recuerdo a mi madre como una persona cariñosa y preocupada, protectora y que sabía educarme y corregirme… ahora sólo puedo pensar en ella como una maldita bastarda que no sabe hacer más que malhablar de mi persona, aparte de cargar en mí cualquier culpa de cualquier cosa.

Carga directamente en mí los errores de mi hermano menor, malhabla de mí en frente mío, desquita en mi su supuesto cansancio y otras cosas. Maraca.

Aún queriendo tanto a mi abuela, extrañándola tanto, no puedo dejar de pensar en la expresión “hija de puta”. Pero quizás es simplemente que mi madre se ha convertido en eso aún siendo una buena persona. En otras palabras: ESTÁ LOCA.

Lo más irónico, es que ahora preferiría irme con mi padre.

Desde pequeño recuerdo con cariño a mi padre, pero en enseñanza media lo desprecié mucho porque era demasiado pesado y me comparaba demasiado con mis hermanos mayores. Pero, ahora, se ve que ha tenido un cambio radical desde la separación de mis padres.

Desde la separación, mi madre se volvió una mierda mientras mi padre se volvió más cariñoso.

Maldita vida. Te maldigo aún más de lo que te he maldecido estos 10 años. Eres una vida que jamás quise, y que jamás querré. Puta vida, si no me das los sueños que quiero, ¿para qué vivirte en paz? ¡¡MERECES CAOS, VIDA DE MIERDA!!