viernes, 20 de febrero de 2009

Susurros del Norte Chico

Aquí en La Serena todo es tranquilo en aspectos similares a los que se pueden esperar de Stgo, con la diferencia que hay playa…
La verdad es que igual corre mucho viento y me da algo de frío, pero eso no evita que la magia de un viaje entre en mi ser como lo ha hecho siempre desde que puedo recordar.

La posibilidad de recordar fácilmente gente que ya no veo, recordar tiempos que alguna vez viví o que quisiera vivir, reconocer impulsos y anhelos que espero llenar para sentirme pleno… todo está a flor de piel, brotando como si nada ante mis ojos, impregnándose en mis retinas…

Las hadas me acompañan un tanto silenciosas aquí, pero el viento se agita fuertemente, como si quisiera tomarme la mano e invitarme a volar con él.
He realizado como puedo todo lo que quiero, aprovechado levemente el poco de Internet que logramos obtener de aquí, pero igual siento que hay muchas cosas terrenales que me faltan, mientras mis ganas de realizar lo místico se me incrementan con la nitidez de los sueños.

En ciertos momentos extraño tantas cosas… mientras que en otros quisiera realizar otras tantas…
Los límites de la realidad y de la fantasía se vuelven tan insignificantes cuando cierro los ojos y me pongo a pensar, pero cada vez más me cuesta dormir.

Quizás es porque no quiero dejar de hacer cosas; tengo muchas ideas en mi cabeza de cosas que dibujar o cosas que realizar.

Me pregunto qué sería lo mejor hacer. ¿Sería bueno perseguir las sombras del pasado para dejar mi espíritu en paz? ¿O sería mejor buscar la manera de cumplir los sueños para dejar mi esencia entera en paz?
De cualquier manera, es cierto que quiero la compañía de los que quiero… pero no estoy seguro de realizar al final cualquiera de las anteriores opciones, por mucho que la primera sea más fácil al ser terrenal…

miércoles, 11 de febrero de 2009

Pasando el tiempo

No tengo mucho que escribir en estos días. He estado aburrido, aprovechando de reposar luego de todo lo que pasé en Enero... y antes de tener que salir con mi familia de viaje.

La verdad es que me hubiera gustado pasar éste mes, ya que no fue éste verano, en compañía de mis amigos... pero ahora tendré que esperar a que haya tiempo en Marzo antes de que comiencen las clases.
Y lo peor de todo es que estoy con unas ganas de conversar con un montón de personas, sobretodo personas que no veo desde hace un par de años mínimo...

Bueno, al menos mi parte creativa sigue explotando como lo hizo durante la clínica y apenas salí de la clínica.
En mi deviantArt ya he hecho varias actualizaciones, subiendo muchas imágenes y comenzando a explotar más el Photoshop para hacerlas más geniales aún. Lo que más me gusta de los dibujos que he hecho es que, luego de conseguirme el scanner de Mary, he podido hacer que el grafito se vea espectacular y trabajarlo mejor que las otras imgs que hice entintadas. Sin lugar a dudas, esto ha dejado atrás a la tabla digitalizadora y al Manga Studio... aunque admito que hay muchas cosas que solo con ambas cosas podría realizar.

Pero eso es porque aprovecho el tiempo mientras Mary está en el sur de vacaciones con su familia. Es bueno el descanso y todo eso, pero igual me gustaría al menos tener un poco más de comunicación con ella, bleh.

Bueno, otro mes que se va dentro de poco, otro año que comienza, otra razón para querer estar simplemente de ocioso en vez de tener que escuchar a miles de imbéciles a mi alrededor.

Saludos a todos y que la paz sea con cada uno de ustedes.

jueves, 5 de febrero de 2009

Viaje bajo las Estrellas

En un viaje hecho por calles desconocidas viendo el atardecer a través de la ventana del auto de mi madre, quien insistió en un rico paseo familiar, siento como mi alma rejuvenece y aleja los dolores y enfermedades que he ganado éste último tiempo.

Los árboles, los verdes pastos, los campos, la gente con miradas tranquilas y atentas, las calles que una vez vi cuando pequeño y que ahora me parecen rutas nuevas… todo me asombra de tal manera que me llena de alegría y de ilusión al sentir esa gratificante sensación que otorga cada paisaje nuevo, cada ruta desconocida y, a su vez, reconocida.
El aroma de la tierra llenando mis débiles pulmones, el sonido de las aves y del viento que pasa rodeando el automóvil… todo tan bello a su manera, llenando tanto mi espíritu.

Incluso detenerse en medio de la subida del cerro para ver la ciudad desde la distante altura fue bello a su manera, por mucho que deteste la ciudad. Las estrellas y la claridad de la Luna contrastando con las luces de la ciudad pareció algo tranquilizador y apto para soñar nuevas cosas.

Pero estas hermosuras no solo me dieron hambre de soñar, sino hambre de recordar los viejos paisajes que veía con inocencia. Esos viejos paisajes en los que miraba con tanta ilusión a la Luna, en los que me fijaba con tanta alegría en los campos… y a la gente que conocí en esas distancias.

Aunque no solo fue la gente que conocí en las distancias que disfrutaba en el verano, sino a los pequeños que me acompañaban en mi infancia durante el año completo.

¿Cómo olvidar aquellas jóvenes caras, si fueron ellas las que me ayudaron, de un modo u otro, con mis primeros pasos de formación?

Claro que esa edad siempre la consideraré una etapa despiadada en la que mi espíritu sucumbió ante la cruel realidad de un infante, en la que la humillación y soledad se hacían cada vez más fuertes al tratar de luchar contra tal realidad.
Fue un periodo en el que le guardo rencor a demasiados, pero que igual considero un tesoro valioso en el que se destacan personas asombrosas.

Muchos de los que fueron infantes entonces se alejaron aparentemente para siempre, paso a paso se fueron hasta las sombras de ellos. Antes preguntaban cómo estaba aquél que está en sus recuerdos… pero ahora…

Los que quedaron, los que son mi valioso tesoro, los vi crecer como grandes personas. Bueno, quizás no “los”, sino “lo”…

Por mucho que me encontrase de nuevo con aquellos que eran mis compañeros, sólo uno de ellos sigue preocupado de mi existencia.
Simón es el único que me ha pedido disculpas por no haberse dado cuenta de lo que fue la infancia hasta que ha madurado, y que me agradece la compañía que recibe de mi parte.

Realmente no creo que sea merecedor de ello…
A veces creo que también di motivos para quedarme solo en aquellos años, que también fui un pequeño molesto y caprichoso, levemente egoísta como cualquier niñito normal… pero él igual me habla como si fuese alguien tan especial.

Él es mi mejor amigo, alguien que me conoce desde tal edad… pero no creo que ello sea razón para tales sonrisas y abrazos.

Es como recordar cuando mi familia tenía una casa cerca de San Antonio. Era un hermoso lugar prácticamente sobre un rompeolas en el que se veía perfectamente la Luna y el atardecer con colores hermosos y sobrecogedores.
Conocí a varios chiquillos allí que quería confirmar como mis amigos… pero también habían momentos de soledad.

Ya entonces era demasiado soñador… y ver el atardecer o ver la Luna era motivo para ponerse a soñar.
Soñar y no hablar con alguien de esos mundos o momentos maravillosos aumentaba la sensación de soledad que ya existía en mi esencia.

Desde que comencé a sentir presencias y espíritus, espectros y almas, fue cuando mi soledad se hizo absoluta y deprimente… pero, a su vez, acogedora y mística, como mis sueños.

Para entonces me cambié de escuela y ya no tenía un mínimo de gente que hablase conmigo. Mi soledad se hizo absoluta y fue Azrael mi única compañía.

¿Quién diría que la triste idea de querer suicidio sería la respuesta para tener un mínimo de compañía?

Gané un guía espiritual, alguien que si me acompañó aunque fuera de un plano lejano y etéreo… pero al menos eran oídos que escuchaban mis problemas.

Pero el viaje terminó, llegué a casa otra vez.
Volver a la habitación es acogedor y, a la vez, aliviante. Cada una de esas visiones de mi pasado vuelven a donde pertenecen y yo tranquilizo mi alma descargándola aquí, agradeciéndole a quienes me han acompañado y saludando a quienes me han dejado.

Pero es ahora cuando me doy cuenta que siempre he tenido los brazos abiertos para recibir a alguien y dar un abrazo… y solo pocos han llegado, cuando conozco a tanta gente…

miércoles, 4 de febrero de 2009

Hijo de la Muerte...

No sé por qué vino esa idea cruel a mi mente, ese desafío a mi propia razón de ser, de definirme. No comprendo por qué de repente pareció ser la respuesta más simple para la infinita e incontestable pregunta de mi sufrida alma.

Yo, que negué desde hace mucho seguir los pasos de alguien, que siempre creí que la mejor manera de ser yo mismo es forjándome a mí mismo con todo lo que ello realmente implica, de repente siento como si siguiese la sombra de alguien.
Aunque admito que desde un comienzo seguía una sombra que creía inicialmente la mía propia, la sombra de lo que quería llegar a ser, nunca creí sentir que seguía la sombra de alguien más, alguien tan o más sufrido que yo.

¿De qué sirve una eternidad si no aprendes nada de ella? ¿Cómo no comprender que él ya ha vivido parte de una eternidad y que ha logrado lo que yo estoy buscando lograr?

Él es mi amigo, mi acompañante desde los solitarios días de mi infancia… nunca pensé que, en mi inconciente, se volvería algo más. ¿Un tutor? ¿Un padre? ¿Un apoderado que reemplaza al padre de porquería que tengo en la realidad? ¿Yo mismo?

El par de almas heroicas que me acompañaron durante estos cuatro años se separan de mí para darle a entender a mi propia humanidad los pasos que he seguido. No me avergüenza mi sed de sabiduría, mi sufrimiento, mi realismo, mi fantasía; pero me avergüenzo de no darme cuenta hasta sino un par de meses atrás de detalles fundamentales que sólo se puede ver dejando atrás el prejuicio y las imbecilidades que uno lee en textos ajenos.

Pero… ahora pensar que he crecido con su imagen en mi subconsciente, con su sufrida valentía en mi retina, con su rostro seguro y sabio como un ejemplo a seguir… me hace pensar si realmente es bueno seguir esa sombra, si es la respuesta que he buscado de mi propio desarrollo.

Él, que comanda los ángeles que entregan el mensaje de la vida y el mensaje de la muerte a las almas… Él, que me ha criado con misteriosas palabras y acertijos… Él, que me ha hecho ver cosas que no he visto jamás… Él, que ha sido mi apoyo en momentos que necesitaba alguien con quien hablar y cuando necesitaba mantenerme firme aún a la joven edad de la infancia… Él, que me ayudó a comprender el significado de la vida y la muerte a través de su trabajo mismo.

Quizás el título que él posee sea el único medio para explicar mi forma de ser, mas no mi personalidad.

Pero… ¿un ejemplo a seguir?

Preferiría seguir creyendo que me sigo a mí mismo y que no pretendo cambiar a menos que sea para ser un alma más apropiada de lo que quiero de mí mismo. Preferiría seguir amando a quienes amo de igual manera como la hago… Preferiría seguir soñando con un futuro incierto, anhelante de la aventura heroica en busca de la Tierra Prometida, donde reposar con quienes quiero a mi lado eternamente.

Pero, de todos modos, él estará conmigo, incluso allí. Al igual que yo, incluso milenios antes que yo, él rompió sus lazos con el Paraíso.
Aunque él fue condenado a otra dimensión junto a quienes él quería, él ganó parte de su libertad… hasta que esa nueva tierra fue llenada de almas impuras. Y, ahora, trabajando duro a mi lado, logró su plena libertad, libertad que disfruta al reposar de su trabajo.

Verme con su mismo peinado, aunque más corto… ver como mis ojos cambian del café al rojo de vez en cuando… me hace pensar que esa extraña sensación es verdad, sobretodo por todos esos anteriores detalles… Pero quiero ser tan único como lo es cada alma, sin importar qué.

Aunque, sigo creyendo que, quizás, tenga que pasar por el Infierno para lograr la libertad que anhelo…
Lo único que tengo seguro de ello ahora es que no me da temor. Ahora que he visto el Infierno con mis propios ojos y dándome cuenta lo bello que en verdad es, digo que no es más distinto que el mundo en el que ya vivo… solo que algo más bello y contrastado.

[Para comprender muchas cosas aquí expuestas, leer entradas de Diciembre 2008]