lunes, 31 de mayo de 2010

El juego más esperado?

Hoy por fin desvirgué el BluRay de Final Fantasy XIII…
Si bien unas ansias tremendas y el impacto de las majestuosas graficas me dejaron emocionado, debo admitir que por en esta única hora de juego me dejó con muchas emociones encontradas.

Partamos por las evaluaciones.

Gráficas: Las gráficas de personajes son muy detalladas, pero el mayor peso se lo llevó el gran manejo de escenarios. Escenarios amplios y asombrosos (casi comparables con los que vi en la película Avatar de James Cameron) que te dan a comprender la belleza de otros mundos, pero no tanto como en MGS4.

Interacción: Los escenarios se mueven por sí mismos ante varias situaciones. En el comienzo, estando en un campo de batalla, tienes explosiones por doquier que incluso asustan a los personajes cuando hay una cercana. Los elementos y los NPCs interactúan automáticamente, sin la necesidad de apretar algún botón para que estos te conversen, puedas escuchar sus murmullos o algo por el estilo.

Enemigos: Esto está un paso más allá del FF XII. Los enemigos no sólo te perciben mientras estás caminando para poder entrar en el modo de combate, sino que puedes pillarlos por sorpresa para dar inicio a un ataque sorpresa (también conocido como el clásico ataque preventivo) en el que el líder ataca a todos los enemigos una vez, dejándolos a todos en la condición de aturdidos.

Combate: Aquí hay muchos cambios, implementos y detalles. A diferencia del FF XII, los personajes entran en un cambio de pantalla para tener los combates (parecido a los antiguos FF) junto con un cambio de música y la aparición de los comandos en pantalla… personalmente me es molesto este cambio de pantalla porque, siendo parecido al FF XII, prefiero lo anterior en que los personajes sacaban precisamente sus armas; aunque lo bueno de esto otro es que tienes enemigos numerados, evitando que tus personajes salgan a cazar enemigos a la vista, y también un “Victory Fanfare”. Los comandos que hay ahora para manejar en pantalla se asemejan demasiado a un juego de Rol en vez de los Gambits del FF XII y mucho menos a los viejos comandos de FF. Como en el Rol, tienes cierta cantidad de acciones a ejecutar según la velocidad de tu personaje, además de poder actuar antes o después que un enemigo; lo diferente yace en que los ítemes puedes usarlos fuera de la necesidad de la velocidad de turno. Finalmente, la condición de aturdir consiste en que los enemigos comienzan a perder eficacia según la cantidad de golpes que reciben; esto quiere decir, que si golpeas demasiado a un enemigo, éste termina reduciendo sus capacidades y recibiendo el doble de daño hasta que recupere la concentración.

Menú: El menú molesta un tanto porque te llena siempre de anuncios de ítemes nuevos por el mero hecho de obtener un ítem, aunque ya lo tengas guardado en inventario. Como en otras versiones de FF, a excepción de Dirge of Cerberus –FF7-, un accesorio sirve a un personaje a la vez. Lo demás, no es nada de otro mundo.

Trama: Para ser la primera hora, es fácil decir cómo parte. Al igual que en FF IV y FF VII, te tiran el comienzo del juego de un martillazo y después te dan a entender de qué se trata todo. De todos modos, tiene muchos puntos de vista y cambia rápidamente de enfoque entre personajes, por lo que hay que tener mucha conciencia para no perderse.

Personajes: Aquí va… lo que quizás es el factor principal de mi desilusión de este juego. Para los personajes que pude conocer (5 personajes en total), la trama que les apoya es un fiasco (aún con sus excepciones).
-Lightning, el personaje principal, es muy ruda y compulsiva, es un Cloud cualquiera, pero mujer, hormonalmente impulsiva y mandona.
-Sazh, el negro de sonrisa Pep y que se parece a mi amigo Gallegos, es el mayor de todos, es el más intrigante, maduro y astuto, pero parece que no le dan mucho apoyo de su trasfondo, por lo que siento que éste debería ser el personaje principal, aún más que Vainilla o Lightning.
-Snow… rubio HdP, cállate wn de mierda!!, deja de hablar imbecilidades, que me tienes las pelotas llenas de tanto “me creo el héroe y no salvo ni a mi abuela”… métete tu puto ego por donde quepa!
-Vainilla, la cabra chica loca que no puedo comprender todavía, pues se mueve chillonamente para todas partes como una ingenua e impulsiva estúpida… Tiene algo de protagonismo pues en medio del juego hay narraciones de sus pensamientos; se ganó algunos puntos con cruel sinceridad
pero Y NO PUEDO CREER QUE TENGA MÁS HP QUE TODOS LOS OTROS PERSONAJES!!
-Hope, el cabro chico wn que se anda tomando de las manos con Vainilla y es incapaz de hacer algo por su cuenta por cobarde y emo.
En conclusión, los personajes son unas lacras que deberían estar a la sombra de Lightning y Sazh.

Y… eso. No se me ocurre nada más porque sólo jugué una hora. En aspectos concretos, prefiero el FF XII y el FF VII más que éste.

domingo, 9 de mayo de 2010

Miedo

Esto se lo comenté a Mary la semana pasada… y realmente estaba entre ponerlo aquí o junto a mis notas más privadas. Creo que escribiré en ambos lugares.

Cada vez que maduro un poco más caigo siempre en esto: temor.

Una vez creí que mi temor era la soledad absoluta, después caí en el tema de mis sueños… pero la verdad es que temo algo más simple y a la vez concreto.

En un comienzo, cuando noté mi antipatía y mi misantropía, pensé que lo concreto era ir a la raíz de todos los asuntos terrenales y divinos: el Juicio Final del cáncer llamado homo sapiens-sapiens. Pero, como mencioné anteriormente, me percaté lentamente que estaría sacrificando demasiado en pensar meter a toda la humanidad en un mismo saco, estaría sacrificando a quizás demasiadas almas que en cierto grado son puras.

Todo lo pensé a medida en que concretaba mis duelos entre ética, moral, divinidad, pureza y espiritualidad. ¿Para qué meter a todos en el mismo saco? Es mejor dejar de lado un pensamiento que llega a ser concretamente egoísta y desinteresado… es mejor dejar que la gente luche entre sí y evolucione, tal y como siempre lo ha hecho.

He aquí el detalle principal: cuando me di cuenta de esto, me percaté de un sombrío temor que yacía oculto entre mis rabias y frustraciones.

Mi más grande y quizás único verdadero temor es ser incapaz de luchar y defender por mis creencias. Para los que me conocen más, comprenderán que esto surgió cuando un imbécil no dejaba de enviarme mensajes estúpidos, supuestamente ofensivos y juicios muy mal argumentados.

Al mismo tiempo que pensaba “y este wn, ¿qué logra? ¿Qué quiere lograr? El wn patético e inútil…” … … … pensé que, aunque yo le discutiera, le parara los carros o lo denunciase con el staff de la web en donde se produjo tal insensatez, no luchaba ni defendía mis creencias o mi posición. De hecho, quizás nunca lo he hecho o nunca lo haga…

Conversar con alguien es para dar a comprender un punto de vista o para mostrar y defender tus valores… pero en la sociedad actual es prácticamente imposible que, aún después de una pasiva y agradable conversación, eso quede y deje una marca como debería ser. A la larga, tu muestra de convicciones fue inútil.

Lo mismo ocurre en discusiones o peleas físicas. Nada es realmente defendido ni representado como estandarte. Ni siquiera el orgullo, el cual cada vez se tergiversa en un sentido materialista o egocéntrico.

Si yo siempre he querido crecer con una imagen fija de absoluto honor, orgullo, plenitud de valores, virtud, humildad y sabiduría… ¿para qué?

Aún sabiendo que me será muy difícil lograr tal imagen de mí, la cual sería supuestamente la plenitud de la maduración, lo cual es confirmado en muchas culturas y virtudes, quedaría imposibilitado al darme cuenta que jamás podría luchar por ello ni mejor al menos mi mundo directo, dando un ejemplo a las personas que me rodean o cosas por el estilo.

¿Para qué conversar con alguien si lo que digas se olvida dentro del día? ¿Para qué hacer algo notable si después será desechable? ¿Para qué esperar algo mejor si tu pura persona es sólo un digito más? ¿Para qué pensar en el Juicio Divino si ningún dios hará algo que los humanos pueden hacer por su cuenta? ¿Para qué esmerarse en pensar en defender algo si todo será en vano? ¿Para qué creer en valores si siquiera el real valor de un hombre y el real valor de una mujer, lo básico de lo básico, se ha olvidado con el paso de las eras? ¿Para qué tener un propósito que es imposible de llevar a cabo? ¿Para qué hacer un acto de bondad si los egoístas se aprovechan de ello? ¿Para qué dar vida si ésta será desperdiciada? ¿Para qué esforzarse si todo es en vano?