lunes, 18 de enero de 2010

A mi guitarra

Debido a un amigo de mi hermano menor, saqué mi guitarra.
Hacía demasiado tiempo que no la tomaba entre mis manos.

Él me comentó que tocaba hace poco tiempo, luego de preguntarme hace cuanto que yo tocaba el instrumento.
Pero, por muy poco que fuera el tiempo que él haya dicho que ha estado practicando, tocaba bastante bien... y esa emoción volvió a mí.

Más allá de la necesidad de volver a tocar mi fiel acompañante, sentí el pesar de no darle lo que más necesitaba.
Un instrumento musical requiere de hacer vibrar su espíritu siendo útil y tocar hasta que sus partes no puedan más y los años terminen por desgastarlo. Pero yo no le he dado tal uso... hace mucho tiempo que no toco, y cuando lo hice tampoco tocaba como era requerido para satisfacer tal espíritu.

Intenté hacerlo... Toqué lo que recordaba, pero no es nada comparado al Espíritu del Rock.
Mi música es imperfecta y no tiene la emoción necesaria. Mis dedos son torpes y lentos comparados al poder necesario para desgastar definitivamente las cuerdas.

Y entonces, ahí quedé... mirando a mi querida guitarra, mientras esta parecía ansiar ser capaz de demostrar su máximo potencial. Tantos años encerrada en su funda han hecho que se vea sucia y algo oxidad.

Sólo necesita una buena limpieza... y hacer estallar las ventanas...

domingo, 10 de enero de 2010

Recuerdos del Pasado

Hablando con Takuya por MSN me vi forzado a recordar ciertas cosas que me hacen sentir bastante mal.

Si bien necesitaba un personaje con cualidades “específicas”, el tener que darle la complejidad de tal personalidad me hizo recordar mi periodo de mayor dolor.
Si bien era meramente 8º básico en vez de la destructiva tormenta que era 2º medio, esa época fue el inicio de mucho pesar.

Si bien era un alienígena para el entorno juvenil de la generación a la que pertenezco, no tenía nada de malo. Era alguien callado, inmerso en sus cosas, problemas y sueños, en sus cálculos, lecturas, etc.
Claro, nunca faltaba quien le gustara molestar y arruinar el día. El detalle yace en que en una institución masculina como el Instituto Nacional, la testosterona llama a que muchos sean así o se unan para hacerlo.

En esa época recién estaba comenzando a darme por vencido respecto a los lazos que pudiera formar. Todos tarde o temprano me daban la espalda y me abandonaban.
No valía la pena siquiera intentar ser agradable para los demás.

No sentía los lazos de amistad, ni los lazos fraternales con mis padres. Todo era un susurro, una brisa matutina que pasaba como una caricia en mi mejilla.

Claro, todo empeoró, pero al menos tenía sueños que me ayudaban a aliviar el dolor. Ahora los sueños incrementan el pesar.

A medida que la conversación fluye, me hace pensar muchas cosas.

Sí, estoy mal. Quizás no estuve tan mal en el momento como para rápidamente requerir drogas o ayuda profesional como otras personas, pero mi personalidad hace que todo empeore.

Soy un maldito rencoroso y amargado. Soy tan realista y conciente que todo lo que parece bonito lo arruino ante el análisis de probabilidades, el cálculo de datos brutos y demás.
Todo lo que me haga un daño, una molestia o produzca ira, tiende a permanecer en mi mente durante bastante tiempo y a girar en ella para aumentar el daño, incrementar inmensurablemente la rabia hasta volverla odio, hasta generar el rencor en mi corazón.

Los sueños se rompen, las nubes van y vienen, la Luna brilla y se apaga… incluso el viento muere ante ciertas condiciones.
La vida se forma y se destruye, las almas se corrompen y la salud se distorsiona… y yo estoy aquí.

Las palabras de Red Eyes siguen en mi mente mientras me doy cuenta de más y más cosas en mí mismo y en mi entorno, temiendo muchas otras cosas.
Tengo males que superar, es cierto. Pero no poder superarlas sigue siendo mi problema.

Soñar no me ayudará a menos que se forme un milagro… y mi personalidad no ayuda mucho a lograr una superación efectiva.

Desde pequeño juré no cambiar mi personalidad, pues no sirve de nada cambiar para alegrar a los demás… y eso parece ayudar a hacer muchas cosas tanto mal como bien.

miércoles, 6 de enero de 2010

(No Name)

No sé qué escribir, qué dibujar, qué pensar... mi mundo se está reduciendo a la ira que no puedo controlar, rompiendo los límites de mí mismo y dejándome solo en la oscuridad.

Mi sueños se convierten en pesadillas que desgarran mi corazón y trastornan mis ojos rojos para caer en el abismo a través de mi propia visión, frustrando mi ser y achicando mi prisión hasta los propios simientos de mi carne, quitándome la más leve cantidad de aire que pueda aliviar mi interior.

No hay más que hacer, sólo debería terminar en el desquite mortal... pero ni siquiera eso creo que sea posible ya.
Moriré ahogado en mi propio pesar y tormento.

viernes, 1 de enero de 2010

Damn

Me impresiona un tanto ser capaz de escribir dos posts en la misma noche. No suelo querer tanto desquite escrito a menos que sea escribiendo en mis historias.
Mas no puedo evitarlo, requiero despejarme un poco antes de ir a dormir.

El ilusorio paso de un calendario a otro me trae demasiados rencores como para ser contenido y descansar bien.

No puedo retener esta ira, esta frustración, esta maldición.

Como dije en el post anterior, me he vuelto alguien atroz, un monstruo encerrado en sueño y centrándose en el dolor que producen las cadenas que tiene sobre el alma.
La sed de sangre no satisfará el sufrimiento, ni el desquite calmará la rabia. Los ojos rojos permanecen donde pertenecen aún cuando están ocultos en una vida más pasiva y de emociones más suaves que los esperados en los sueños o los producidos por los rencores y frustraciones.

Ya no tengo a quién echarle la culpa de mi dolor. Si bien la personificación principal es Yahvé y el Destino, no puedo tampoco pensar que sea mi propia culpa, a menos que sea en el sentido de que el sufrimiento es porque soy un soñador, es mi culpa ser así.

Ni la Luna Llena ni el susurro del viento calman mis ansias de la libertad…
Quizás ayude un poco una sílfide que ronda en mi imaginación, pero si apareciera no sabría distinguirla de una ilusión ante mis prontas fallas mentales.

Tantos males he de tener… que no sé qué esperar. Me siento incluso asqueado de la voluntad de los demás cuando siquiera dicen que tengo que mejorarme en un sentido de mandato.

Quisiera que todo terminara pronto, pero igual temo por los sentimientos y el bienestar de quienes me rodean…

PD: Feliz post #100