lunes, 2 de abril de 2012

Mis padres...

Estoy harto de mis padres, estoy harto de su extraña forma de joderse a ellos mismos, a los demás y a sus hijos por dinero. Estoy harto de que, si se toca el tema, se enfaden como si les hubieran puesto el dedo en la yaga, como si todo su entorno se hubiera convertido en un mundo que sólo quiere joderlos. Estoy harto de que sean tan frescos e incapaces de reconocer sus falencias; pero, por sobre todo, estoy harto de que me digan que estoy “obligado a producir dinero” porque a ellos “no les alcanza.

Discúlpenme, papá, mamá, pero sí les alcanza. Lo que pasa es que se enfocan tanto en sus despilfarros personales, que se les olvida completamente que tienen responsabilidades. Por mí sería tan fácil solicitar una investigación formal a la institución estatal correspondiente para demostrarles que aún me deben dar mis dineros de pensiones y pagar mis gastos médicos…  sobre todo por las que me han hecho en estos últimos años.

Mi madre, tan agradable ella y tan llena de salud mental, se está volviendo histérica y furiosa por cosas tan ínfimas… que, no sé, hace que yo vea todo como un disparate y una fuente de problemas. Sin embargo, tener que aguantar eso casi todos los días se volvió mínimo comparado a que, por segunda vez, crea que puede decidir por mí dónde yo vivo y dónde no, y por ello se de la autoridad de decidir que tiene la facultad de decirme que quiere mover las habitaciones y, con ello, correr mis cosas porque, someramente, estoy de pasada por la casa.

Mi padre, tan amoroso y lleno de desapego a lo material, parece estar relajado la gran mayoría del tiempo… pero hablar de dinero con él es un error garrafal, a menos que sea de una idea de proyecto para generar dinero. A tal grado que, aún sabiendo que es su responsabilidad pagarme mis estudios y otros gastos hasta que cumpla 27 años, me titule o tenga un trabajo fijo, se molesta y casi me echa la culpa de ello. Sin embargo, el muy barsa recalca que, según él, llegamos a un acuerdo de que iba a trabajar y ayudar en gastos. Lo siento, estimado padre, pero lo que yo gane por mi esfuerzo, está destinado a lo que me dé en puta gana, no a lo que se te ocurra.

No obstante, por mucho que me enfurezca y quiera destrozarlos por medios legales, ¡y vaya que lo haría!… no creo que algún día vaya a hacer todo eso. ¿Por qué? Pues porque, de partida, no quiero destrozar mi familia más de que ya está. Si saco mi parte de pensión de los dineros que mi padre le da a mi madre, la familia entra en caos. Si encaro a mi padre y le pregunto, o derechamente solicito la investigación, respecto a sus gastos, la familia entra en caos. Si entro en una medida extrema y denuncio a ambos por no darme ninguno de los dineros que, por acuerdo de separación y divorcio entre ellos, me corresponde, la familia entera entra en caos.

Claro, también hay un tema de cariño y mierdas de esas, pero en realidad es porque quiero tratar de ver a mi familia un poco más unida y sin estarse matando los unos a los otros a cada momento… y que, ojala, alguna vez en sus vidas hablen bien de los demás a sus espaldas.

Obviamente, sé de sobra que es demasiado pedir, que estoy rogando por milagros… pero no deja de ser una idea bonita, y que prefiero aguantar e irme de casa antes de que mandar todo al averno.