Después de jugar Castlevania -Lords of Shadow- me llegó una pequeña epifanía de reconocimiento personal, de auto crítica y otros juicios que me hago a mí mismo. Eso, sin contar además de volver a escuchar el Magic Disk de Asian Kung-Fu Generation.
¿Cuántas cosas realmente he perdido en estos años y que quiero recobrar? ¿Cuántas emociones mi corazón quiere recuperar para volver a sentir la vida tan plenamente como antes?
El amor, desde el anhelo de enamorarse y la desesperación por pérdidas o no encuentros.
La inocencia, desde la pureza vista en bebés alegres y dulces como mi sobrino hasta la sincera sonrisa de una chica que comparte conmigo.
Los sueños, tanto de la alegría de volver a imaginar tan vivamente como antes hasta la emoción de sentir que uno vive dentro de esas ilusiones que quedan tras la retina.
La paz... que ya tan poca me queda, tanto por mis sombras como por todo lo que he perdido. Tanto por la vida que se ha desenvuelto a esta edad, como por los lamentos que incesantemente trastornan mi rutina diaria.
Anhelo realmente volver a recuperar tales cosas. Ya prácticamente no sueño, casi ni siento realmente el amor, estoy en una constante búsqueda de la inocencia, y veo la paz como algo lejano e improbable... ¿Por qué?
¿Por qué?
Siento esos residuos de las emociones traídas por aquellos elementos perdidos, pero no hacen más que traerme nostalgia y desesperación... frustración y soledad... sombras y tristeza.
Bueno, partamos con la verdad como corresponde: cruda y directa. Me van a operar nuevamente y parece que mi pierna no podrá curarse nunca como corresponde.
El médico y yo creemos que es algo biológico, que mi hueso de por sí tiene una falencia a partir de mi sistema que no permite soldar como corresponde. Al menos, ahora detectaron justo cuando el fémur está reabsorbiendo la materia ósea, es decir, cuando está haciendo lo mismo que causó la operación en Enero...
Me pondrán unas placas que sostendrán ambas mitades del fémur, juntas a presión. En otras palabras: me van a cerrar la fractura a la mala.
Como si no necesitara más problemas, mi pierna me duele más que la cresta. Aparte, como si ya de por sí no bastara, conversé con el papá de Folken y me comentó que las Editoriales en Chile son una mierda debido a que, como buenos chilenos, son tramposos y tratan de robar la mayor cantidad de beneficios y dinero posible... si quiero publicar mi libro, más vale hacerlo en Argentina o España.
Eso sería. Tenía ganas de compartirlo, aunque no sé a quién.