lunes, 11 de junio de 2012

Pensamientos del Atardecer

Aún puedo recordar aquellos lejanos días en los que mi familia tenía la casa en la playa, cercana a unos rompeolas naturales, donde el descanso, la brisa del mar y la liberación era parte de la rutina. Recuerdo, tal como si pusiera ahora mismo mi mano sobre la estufa, la calidez del Sol en el atardecer, cómo caminaba solo por esa pequeña villa y, finalmente, decidía a sentarme en uno de los tres miradores que apuntaban directamente al océano,  el cual se encontraba puro y bello, con el Sol perdiéndose en el liso horizonte mientras se llevaba con él los colores del día para dar paso a los colores que la Luna pudiera traer consigo.

Recuerdo claramente los rostros de esa época, las frustraciones y las alegrías, las ganas de tener una compañía dulce, amigos leales, comprender lo que significa el honor y la nobleza. Todo eso lo tengo ahora, mas lo que sentía mi corazón mientras añoraba tenerlo en esos años, pese a lo doloroso, era calido y maravilloso… sentimientos de ensueño que alegraban mi alma mientras la llevaban en un vuelo místico por mi imaginación.

No son demasiados los nombres ni los rostros que puedo recordar; sin embargo, son varias las emociones que hacen palpitar mi músculo cardiaco con alegría y nostalgia, con ganas de volver a dar una vuelta por aquellos recuerdos, pero con esas personas junto a mí.

Fui un niño molesto e incluso maldito, a mi parecer… pero creo que esas eran las prontas consecuencias de lo que sentía en mí: soledad, falta de afecto, aburrimiento, necesidades. No obstante, todo ello, esas experiencias y pensamientos, hizo que sea la persona que soy ahora y que seré mañana; tan solo espero que sea cada vez una mucho mejor persona, y que tenga siquiera el derecho de decirlo, como una penosa acotación o un brindis con los amigos.

Se ha tornado realmente difícil para mí soltar las lágrimas que recuerdos como estos merecen, mas no puedo evitar sentirme orgulloso de tenerlos conmigo. Quisiera cerrar esos capítulos, o reencontrarme con aquellas caras, mas el tiempo dirá si puedo o no.

Quizás lo mejor sea partir con intentar obtener una vez más esa casita que tantos recuerdos tiene, y que tanto bien hace para mi alma.