miércoles, 19 de junio de 2013

Tiempo

Todo se basa en ello. Hace bastante tiempo que no escribía en mi blog, y hace tiempo que me estaba dando cuenta de que tengo elementos inútiles en mi vida que no me atrevía a desechar.

Por ejemplo, está Dragon Riders. Fue una buena idea, con las esperanzas de siempre, pero no llegó a nada, ni siquiera logré superar la gigantesca frustración que todo ello me llena. Al fin me decidí en borrar tanto el blog como el deviant, aparte de cerrar el capítulo de “intentar” hacer cosas con mis amigos.

Sí, ir a la Comic Con Chile fue una sorpresa. Fue una increíble experiencia tener un stand propio dentro de Estación Mapocho… sin embargo, no dejó de ser una chacota, pues mis amigos no hicieron más que desorden y alguna que otra estupidez, además de que, para variar, mis trabajos no llamaron la atención de nadie. Los ñoños de hoy no comporten mis gustos ni gustan de mi estilo (y eso que les gusta basuras como las de Grotesco y Comic-Fome).

Quizás simplemente no debería esforzarme por intentar llegar a la gente. Parece que no tengo llegada a la gente y, en cierta forma, no tengo mercado (aunque quizás es porque hago referencias ya demasiado viejas para los niñitos de hoy). De hecho, me disgusta que a la gente sólo le guste mis dragones, pues los dragones son criaturas atemporales en la cultura de ciencia ficción humana, y porque ni siquiera quiero dedicar mi arte a los dragones: no quise ser diseñador gráfico por venderme al mercado, y menos lo haré ahora.

De cualquier manera, siento mucha rabia por el tema de mediatinta (el grupo que supone reemplazaría a todos los intentos pasados), pues la promesa de perseverancia y disponibilidad de tiempo de mis amigos, para variar, nunca se cumplió. Para variar estoy yo dando rebotes en medio, intentando ver si puedo o no hacer algo, y después me dicen “no hagas” o “no te esfuerces” porque “no tenemos la disponibilidad y la estabilidad anímica para hacerlo”. O sea, ¿hola?, porque yo llevo desde el 2008 peleando con ello para intentar perseguir mis sueños, realizando gastos monetarios y emocionales, de esfuerzo y tiempo con tal de conseguirlo, y todo ello me lo he mamado calladito.

No importa cuántas veces me digan que no me rinda ni nada por el estilo, simplemente ya estoy cansado de todo este circo. Es más, de hecho ya estoy chato de muchas personas, entre ellas “amigos” que no son más que parias de la imagen que yo tenía de ellos.

Claro, no puedo culpar a Simón, por ejemplo, que ya me rendí de intentar estar a su par cuando, en realidad, nunca lo he estado. ¿Cómo podrías llamar a alguien amigo cuando te das cuenta que no lo conoces? ¿Porque está allí para prestarte atención cuando lo necesitas? Han pasado 13 años desde la última vez que convivimos juntos de forma regular, y ese tiempo marca mucho la diferencia, especialmente porque puedo decir perfectamente que no nos conocemos y porque es imposible reconocernos con facilidad como lo hacíamos antes. Preferiría enormemente hacer el esfuerzo de juntarme con él otra vez, pasar un buen tiempo juntos, aunque sea haciendo algunas estupideces, y recordar por qué somos (o nos llamábamos) tan buenos amigos. Yo, al menos, necesito tal reconocimiento en mi subconsciente para olvidar muchas cosas del pasado y del tiempo mismo.

Pero, por otro lado, no puedo seguir mintiéndome por personas que en verdad detesto y que, por alguna suerte de sentimentalismo y humildad, he intentado tolerar y me he engañado con tal de verlos de otra manera. Hay personas realmente detestables en mi registro mental de “amistades”, de igual manera en que hay personas que no son más que sombras, pues no tienen real valor ni peso: las tengo en registro, pero no existen realmente ni hacen algún mínimo aporte.

Recuerdo el pesar de mi padre cuando me contó que, principalmente por su forma de ser, terminó quedándose sólo y perdiendo a sus amigos. Pero a mí me da igual: tengo grandes amigos que me conocen como realmente soy y, pese ello, son bastante cercanos, sin mencionar que siempre he estado con menos de un puñado de personas a mi alrededor.

Estaré bien aunque tan sólo tenga dos o tres amigos.

Sin embargo, ya no puedo tolerar mi mundillo basado en el tiempo. O soy el más grande mentiroso, o bien un estúpido sin fronteras, pero ya no puedo aguantar las frustraciones, la ira ni las desiluciones.