viernes, 31 de octubre de 2008

Nostalgia...

No lo sé... Siempre recuerdo cosas, pero nunca creí verlas del modo que ha nacido durante este requerido reposo en cama. Para variar, mi mente divaga y sueña, mientras analiza y piensa.
Recuerdo lo que ahora denomino "mi vida pasada", mientras la analizo un poco más profundamente que antes, un tanto más nostálgicamente, sabiamente...

Conocí gente, hice tonterías, quise, crecí y maduré con sufrimiento, otorgué pequeños fragmentos de mi esencia a aquellos que ahora son mis más cercanos amigos y, a su vez, a otros que ahora están lejos, como sombras de mi viejo mundo.
Hice promesas y traté de cumplirlas todas, mientras otra no estoy seguro si podré cumplirlas debido a la lejanía que, lenta pero seguramente, se ha generado... Incluso yo me he alejado de lo que ahora repudio, aquel momento que cualquiera llamaría "adolescencia"; para mí, no es más que un momento molesto en el que hice cosas que ahora no quiero ni recordar.

Pero, aún así, la nostalgia me vence. Quisiera volver a vivir esos días en que no hacía más que buscar felicidad, llamar la atención y anhelar algo del cariño que no sentía en mí... Quisiera revivirlo para disfrutarlo más, ojala con la sabiduría que ahora tengo para no hacer tales boberías y llenarlo de momentos felices; pero, lo más importante, para compartir más con aquellos que ahora no me rodean y creo que no veré más a menos que sea a través de ésta pantalla...

No sé si podré irme sin mirar atrás, sin pensar si alguna vez volveré y los veré... Quizás nunca pueda abandonar a los que se han incrustado aunque sea leve e ínfimamente a mi corazón, aquellos que me han marcado con recuerdos y sueños...

Quizás... lo único que pueda hacer cuando el momento llegue, es abrazarlos y despedirme...

domingo, 12 de octubre de 2008

Li, Siegfried

Otra vez, aquí, mirando el Sol cruzar el cielo mientras las aves vuelan tranquilas sobre esta maldita y contaminada ciudad. ¿Cómo es posible que la vida misma se acostumbre a esto?
No comprendo... Incluso la desaparición de cada ser que tenga un grado mínimo de misticismo me llena de dudas si vale la pena cuidar un mundo como éste.

Guardián, ángel, demonio, caballero, guía, peregrino, místico...

No importa como alguna vez me hayan dicho, no seguiré un camino que no quiero o que para mí no valga la pena; me independizaré de todo y de todos para seguir mis sueños y mis metas. No me importa si tengo que luchar contra los demonios, contra los ángeles, los 4 arcángeles generales, la mismísima Luzbel o el mismo Yahvé, seguiré adelante, pues conozco lo que puedo o no puedo hacer... Lo he visto aunque sea en sueños, lo he sentido en mí ser aunque solo lo haya manifestado en mis manos.

"El Gamberro"...

Vagaré con la frente en alto, seguro de mi camino, atento al día en que me encuentre cara a cara con mi Destino Final, pues todo lo demás será manipulado por mis propias manos: no existe más Destino que el Destino Final.
"Nada es Verdad; todo está permitido".

Juzgaré todo lo que me rodea. No hay nada que prohíba llevar a cabo mi vida como siempre, no hay quien arruine mi existencia más que yo mismo o aquellos seres manipuladores que todos adoran como dioses. No, mi deber es luchar contra ellos para ganar mi Libertad.
La única forma de destruir el mal es de raíz; la única forma de vencer la corrupción que intoxica la existencia es convirtiendo su fuente en nada.
"La existencia no nace del uno, sino del cero, y el cero se vuelve uno, uno en diez y diez en cien. Para destruir lo que el cero a creado, sólo se puede lograr convirtiendo al cero en nada; sino, cero volverá a ser uno, uno en cien..."

El caballero vagabundo de alas negras...

viernes, 3 de octubre de 2008

El Caos

¿Qué es el Caos? Es sería una de las grandes interrogantes del Universo conocido, planteada en puntos de vista humanos, astrológicos, religiosos y espirituales.
“¿Qué es el caos?” se mantiene la pregunta, rondando en la infinidad de la creación, tanto por el lado conocido como por lo desconocido.

Es imposible determinar el Caos. El Caos es algo absoluto e infinito, como la misma creación, el orden y la realidad. Pero se puede tratar de dar solución desde ojos mortales, esperando entender la infinidad del término en sí.
El diccionario me dice:
1. Estado amorfo e indefinido que se supone anterior a la ordenación del cosmos.
2. Confusión, desorden.
3. [Física y Matemáticas] Comportamiento aparentemente errático e impredecible de algunos sistemas dinámicos, aunque su formulación matemática sea en principio determinista.

Pero, ¿qué significa en sí eso? En el sentido del orden, significa todo lo contrario; en otras palabras, desde el punto de vista del orden natural de las cosas, el Caos es la destrucción de tal orden, llevando a la destrucción.
“Estado amorfo e indefinido que se supone anterior a – la ordenación de – el cosmos”. Si uno recuerda a esos libros en que se le comienza a educar respecto al Big Bang y todo lo demás, ¿se supondría que el Caos es ese ‘huevecillo’ que explotó en el Big Bang para darle existencia al Universo?

El mundo espiritual humano me dice que el Caos es la destrucción, el olvido, la oscuridad… ¿Pero no se supone que la Oscuridad es un equilibrio sano con la Luz?

La mortalidad no deja ver más allá de La Tierra, no permite ver qué se esconde en la existencia, aunque solo se pueda ver a través del espíritu.
Todos ciegamente afirman “Oh, Dios Todopoderoso creador del Cielo y de la Tierra”, pero se olvidan en definitiva que existe todo un Universo de creaciones y, lo más importante, que es necesario que de alguna u otra forma esa entidad Suprema haya ‘nacido’. Cualquiera diría que siempre ha existido, pero muchos afirman que con la misma creación del Universo; esto último afirmaría la pregunta más importante que cualquier hombre espiritualista debe hacerse: “Sí fue creado durante la creación del Universo, ¿quién creó la materia inicial y quién otorgó vida a esa materia y, posteriormente, a las entidades Supremas que crearon el Cosmos?

Esa pequeña materia de energía, de masa, de existencia, que otorgó la razón de ser al Universo debió ser creada por alguien, debió haber surgido de alguna manera. Sólo se podría pensar que ese fue el ‘Universo Original’.

Pero no sirve de nada pensar en el origen de todo equilibrio, en el que el caos y el orden, la creación y la destrucción estaban equilibrados para permitir a tal lugar seguir existiendo.
Si el equilibrio estaba otorgado, ¿cómo fue destruido en tal Big Bang entonces? No se puede pensar ni en luz, oscuridad, caos, creación… nada por el estilo, pues todos esos elementos permiten la existencia y la realidad, por lo que solo se puede pensar en un elemento que es muy conocido dentro de la humanidad misma: la corrupción.

La corrupción. Elemento fundamental para miles de temas que cruzan por la mente de la humanidad misma: la corrupción de Luzbel, la corrupción política, la corrupción del pensamiento, etc. Claro está, la corrupción es algo que hace que todo el equilibrio se pierda y que, aquel elemento contaminado en su nombre, se pierda hasta que sea destruido de raíz.

Y pensar que todo lo que era un equilibrio condensado ahora es un desequilibrio expresado en Vacío. Todo el intento de equilibrio universal está expresado en el vacío que yace en su interior.

¿Cómo es que haya tanto vacío en el universo y tan poca existencia y luz que le otorgue calor? ¿Cómo es que es posible que exista la creación y la destrucción dentro del mismo Vacío, si no hay quién construya y destruya? Pues es en eso en donde se manifiesta el Caos mismo: en la capacidad de crear y destruir desordenadamente dentro de la infinidad y la imposibilidad del Vacío mismo. El Caos nos es más que la oscuridad de la realidad, la oscuridad del instinto, de la vida y de la muerte, la oscuridad de las sombras y de la misma Luz. Aún los dioses son nada ante el Caos en su forma más pura, pues nacen del mismo, y mueren en el mismo cuando sus almas, aún inmortales, desean dejar de existir.

Es el Caos el que cubre las energías del cosmos, cubriendo las del Vacío y de la Oscuridad Absoluta, sin importar los límites o la voluntad. En términos más humanos, dentro de su religión, se explica por si mismo que “para el Dios Creador, existe su contraparte que otorga equilibrio: el Padre Caos”.

Todo cabe en la simpleza de que el Caos es formado por la forma más errática de ambas –luz y oscuridad- y es el sufrimiento de ambas, aún en su forma más equilibrada, lo que llama a que nazca el caos dentro de la entidad; aún cuando el equilibrio significa pureza, el caos nacido en él genera una pureza errática, capaz de crear y destruir a libre albedrío sin tomar en cuenta el sufrimiento o el valor de lo que le rodea, sino que toma en cuenta el Juicio y el Valor de cada ente, como se supone que sería lo que ocurrirá en el llamado “Apocalipsis” católico; en ese momento no será más que la misma manifestación del Padre Caos aún en las acciones de Yahvé, aún cuando él no lo quiera así.

Entonces, si la luz y la oscuridad permiten la vida, si la creación y el caos son uno solo, ¿dónde queda el bien y el mal? ¿Dónde queda la explicación fundamental de cada profecía?

Con lo que se mencionó anteriormente, el bien y el mal es un tema de pureza y corrupción. El Caos Absoluto no busca más que otorgar la oportunidad de recuperar lo que es puro a través de la destrucción, de un Juicio imparcial, errático y feroz de cada entidad que existe en la realidad y la astralidad.

El Caos en sí no es más que la manifestación de la energía que proporciona la ira justiciera, el rencor que genera la necesidad de algo puro, real y fidedigno.
Es energía eterna e infinita que acompaña al Universo, a la creación y a la pureza, nacida del odio y el rencor, de los anhelos de justicia y de renacimiento o revolución.

Una forma de expresar esta energía podría ser a través de ángeles de alas negras, ángeles oscuros y furiosos, alejados del ‘Cielo’ y del ‘Infierno’, olvidados por la misma humanidad y temidos por la creación, jueces de la vida y de la misma muerte.
Cada ángel de alas negras que blande su espada en nombre del Caos, no es aquél que ha caído en corrupción, sino que el que se ha liberado de las leyes de Yahvé y busca la justicia para la existencia misma y para su sufrida entidad; nace y muere dentro de una estrella que le quita la alegría y le otorga la madurez para ser un juez que sepa ver todo en el mundo.

No existen las sombras sin luz, no existe la luz sin la creación, no existe la creación sin la destrucción, no existe la destrucción sin la manifestación del vacío, no existe el vacío sin el caos, no existe el caos sin el cosmos en sí, y no existe el cosmos mismo sin las sombras de la creación misma.