¡Al fin pude ver con total claridad la cordillera! Desde mi camino a la universidad ésta mañana pude ver cada cumbre que el ángulo permitía, la majestuosidad de la nieve cubriendo casi por completo el horizonte y como ésta reflejaba la luz del claro y blanco amanecer.
La omnipotencia de la naturaleza pareciera llamarme mientras en mi corazón una ardiente euforia creció sin parar. Mi alma se llena de goce y sueños mientras podía ver incluso las pistas de esquiar como pequeñas manchas y líneas sobre la blancura.
Me encanta la idea de pensar en cómo la naturaleza persiste aún en su constante lucha contra el ser humano. Aquella inocente y pura blancura distinguiéndose suavemente del horizonte, alejando con clama hasta las más grandes nubes por sobre las cumbres.
Siento la necesidad de ir con prontitud a la nieve y disfrutar de aquel frío que seguro purificará un tanto mi ser, dándome fuerzas para seguir adelante un tiempo más.
¡Cómo quiero ir a la nieve!
1 comentario:
Se exactamente como te sentiste. Lo mismo me pasaba a veces en las mañanas de sol después de días de lluvia, cuando el smog de la ciudad ya no cubría la cordillera sinó su esplendor estaba a lo abierto para todos que quisieran gozar de la vista.
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