Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que sentí algo tan especial en mi alma… ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escuché una música tan mágica y me transportaba directamente hacia aquellas tierras que sólo en sueños he visto…
El encanto, la alegría, el dolor… los sueños…
Cómo negar que mi alma lloró estrepitosamente al sentir lo lejano de aquellos sueños, mas es imposible esconder la alegría de volver a ver aquellos utópicos paisajes como los veía hace un par de años atrás.
El último disco de música de Final Fantasy, Distant Worlds II, realmente me sacó del mundo en el que me estaba comenzando a incrustar y me llevó a dónde ningún ángel ni dios ha estado jamás (como dice el evangelio de Judas).
La participación de Nobuo Uematsu para apoyar la producción de la nueva gira del grupo Distant Worlds hizo que la música cambiara totalmente. Ya no era una orquesta, sino un alma cantando. Hacía años que no sentía esa magia tan potente… prácticamente, desde que jugué mi primer FF: Final Fantasy VII.
Pero… todo tiene un precio. La maravilla que transmitía la música hizo que sintiera los crueles anhelos de libertad que ningún alma mortal posee, menos hoy en día.
Realmente dudo que en algún punto de mi vida pueda lograr sueños imposibles, especialmente con todo lo que he visto y conocido hasta ahora. Después de haber muerto dos veces, sé lo que hay más allá y comprendo que estoy abandonado…
No hay esperanza más allá del soñar.
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