Estos últimos días he estado escuchando música de Final Fantasy como quizás sólo hace años hacía. La magia que estos temas contienen me transporta a esas utópicas tierras, a ese lugar que llamo mi hogar.
Pero ahora es algo distinto. Veo a mis amigos insistentemente en ese lugar junto a mí y mi amada. Pese a que no quería pensar en que ellos me acompañarían tanto por un tema de respetar su libre albedrío -y también por pensar que no habían tantas posibilidades de ello-, me siento feliz al creer que ellos siempre estarán allí junto a mí.
Llevo alegres años conociéndolos, alegres años en los que poco a poco las sombras retroceden y me traen tranquilidad y nostalgias. Recordar esos días que pasábamos juntos sin pensar en consecuencias de tiempos o realidades es tan grato… y me dan tantos anhelos de seguir con tiempos así de simples.
Sólo esas tierras ensoñadas podrían darle simpleza a una vida compleja como la de un mortal de nuestras épocas, mas quizás no sea tan imposible. El dilema hoy es dinero, pero quizás teniendo el dinero es fácil crear una Tierra Prometida donde compartir en paz y vivir lo soñado.
Total… un terreno amplio en un lugar exacto, casas y nada más que dedicarse al retiro. Suena simple, ¿no?
Muchas gracias, a todos… amigos, gracias por compartir y darme la alegría que tanto necesito, por darme los recuerdos más gratos de mi corta y quizás poco relevante vida. Ustedes son quienes le dan fuerza a mis sueños de tierras de libertad absoluta.
Quizás siga lamentando la imposibilidad de cualquier facilidad para cumplir sueños preternaturales, mas eso no significa que me sienta feliz de compartirlos con ustedes y que, junto a ustedes, trate de darles vida aunque sea escribiendo o dibujando.
Gracias por seguir aguantando y riendo con alguien como mi persona.
Entre todos, hacemos siempre un agradable hogar…
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