jueves, 19 de diciembre de 2013

Último esfuerzo

Tú realmente nunca lo comprendiste… cuál fue realmente mi lucha, por qué hacía todo lo que hacía, cuál era realmente la finalidad a la que apuntaba. Todo lo que nos decíamos parece tan en vano ahora, tan cercano a la mentira, mientras me ahogo en mi propio vaso de lágrimas.

No importa cuánto me esfuerce o cuánto me sacrifique: eres parte del troleo de la vida, chupándome Karma aunque ya no me quede nada… y es que, tanto hoy como hace ocho años, no me queda nada. Las únicas diferencias son la situación, la persona y el final.

¿Cómo no puedes entenderlo? ¿Tengo que demostrártelo con mi sangre para que puedas siquiera vislumbrarlo o sentir la empatía que necesito que sientas?

Para mí una pareja es aquel par de personas que se relacionan en el sentido más íntimo de la afectividad, confiándose plenamente, creyendo y teniendo fe absoluta en el otro, queriendo dar la vida y más por el otro, apoyándose mutuamente y compartiendo lo bueno y lo malo del presente, pasado y futuro. Buscan crecer juntos y mejorar para apuntar a un mejor futuro; buscan desarrollarse y corregirse para apuntar a una mejor relación; buscan superar el pasado para convertirse en mejores personas y, así, ser realmente la pareja que uno vio en el otro y llevar una mejor relación.

Yo siempre luché solo, tanto con mis espectros del pasado como con las bestias del presente, sin mencionar del terrible miedo a las ilusiones del futuro. Siempre luché solo, sin importar que aparecieras en mi vida… y tú tienes tantas luchas que hacer, y tienes tanto miedo en llevarlas. ¿Por qué no dejas que te ayude?

Pero parece que la crueldad siempre será algo que debo cargar en mis hombros y nuca. No importa cuántas veces debo destrozarme e intentar rearmarme, tú no me ayudarás, sino que me exigirás destrozarme aún más, y más encima tendrás el descaro de mirarme a los ojos y recriminarme por querer ayudarte con tus problemas, aunque estos duelan.

Y ahora, sin más, me muestras lo que en verdad piensas de mí, lo que en verdad crees de lo que soy y a lo que apunto… y digo “¡no puedes estar más equivocada!”, pero, para variar… no hay quien me escuche o, siquiera, quiera escucharme. Nunca había hablado tanto al vacío como hoy, pues los años me hacían creer que, cuando te hablaba, poco a poco era hablar más con una persona que con una pared.

Ya no me queda ni fe ni vida. Todo lo que pudiera habérseme arrebatado ya se lo llevaron, y sólo mi mente queda en su lugar, mofándose y torturándome con recuerdos y susurros, como siempre lo ha hecho. ¿Para qué sirve siquiera vivir, si toda tu vida ha sido un error y un fracaso?

Toda mi vida ha sido una lucha constante. Lucha por relacionarme con los demás, lucha por aguantar las torturas de mi familia, lucha por soportar el matonaje de mis compañeros de básica y media, lucha por mantenerme en pie cada día, lucha por querer amor, lucha por intentar siquiera sobrellevar el tormento de mi pasado a cada segundo. Lo peor es que siempre, sin importar el tipo de lucha, parece que gano unas pequeñas sobras, migajas de algo que tengo que luchar por intentar reconstruir para convertirlo en algo semejante a un trofeo.

Estoy cansado de luchar. En mi vida, no existe victoria, ni mucho menos un verdadero reconocimiento. Quienes son mis “amigos”, casi todos no están allí. La tortura y el matonaje son un recuerdo vívido en mi cabeza, alimentando siempre el tormento. Mantenerme en pie cada vez es más imposible, mientras el amor parece más ficticio y lejano, una utopía que no es para mí. No soy merecedor de nada.

¿Por qué carajo hay que luchar tanto? Hay miles de imbéciles que no mueven un mísero dedo y parece que ganaran el mundo. ¿Por qué hay que esforzarse tanto? Hay tantos que debieran ser juzgados y no son merecedores de nada… pero que parece que merecen todo lo que tú en verdad no. Tantos malditos hijos de puta a los que la vida se les da en bandeja de palta y nos quitan nuestros sueños…

Estoy cansado de luchar. Me demostraste que no eres mi pareja, o al menos no compartes casi nada de la visión que tengo, por lo que nunca caminaste realmente conmigo. Estoy cansado de luchar. Cada vez parece que recibo menos migajas. Estoy cansado de luchar. Cada vez me queda menos vida, corazón y alma por sacrificar.

Yo siempre soñé con esa persona ideal, y ello me llevó a cometer miles de errores y chiquilladas. Pasó un tiempo en que sentí que lo tenía, pero ahora siento que ya no tengo nada.

Ya no quiero luchar.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Un corazón débil

Éste es el momento que he estado intentando evitar todos estos años, ese momento en que sientes que tus fortalezas éticas, más allá de modificarse y alejarse totalmente de la ética social, rompe algunos pilares propios de ti. Ese momento en el que la vida misma te obliga a cuestionar parte de tu ser y a sentirte frustrado por ello.

Y lo único que me queda por preguntarme ante la situación que ahonda en mi mente es: ¿tengo tanto afecto que se lo puedo entregar a más de una persona sin disminuirlo? ¿Puedo llegar a ese nivel de entrega y necesidad de afecto? ¿O no es más que un capricho respaldado por mis bajos instintos y la soledad que paso diariamente?

Y cuando veo ojos y sonrisas, respaldados por una imagen y esa inodora esencia que son las feromonas, siento una mezcla horrible de gusto y miedo… como si no bastara con que los pensamientos respecto a mi persona afloran con más fuerza de lo normal, remarcando rotundamente que soy demasiado tímido, cobarde y horrible, tanto física como espiritualmente.

Y como la vida nunca deja de trolearme, me llena de momentos inspiradores que, a los pocos minutos, se cierran a sí mismas, dándote un portazo en la cara. Claramente, tanto por mi forma de ser, temeroso e incapaz, como por los imposibles que llenan mi día a día, jamás podré responder mis interrogantes, mucho menos lograr tantear supuestos para sus respuestas… y, para variar, me deprimo sólo un poco por la constante frustración que significa mi vida.

martes, 30 de julio de 2013

Hora

Normalmente, a esta hora de la noche, mis ideas y pensamientos fluyen. Muchas veces de manera caótica, imperceptibles e imposibles de comprender, mas capaces de traer sentimientos y momentos enterrados en lo profundo de mi subconsciente, trayendo consigo nostalgia y anhelos.

A veces me pregunto: ¿para qué rayos me esfuerzo tanto? Pero otras veces simplemente pienso: “bueno, al menos algo debe salir de todo esto que se le denomina vida”.

Sin embargo, es en estos momentos, tiempos de relajo e inactividad, en la que fluyen mis ideas y creatividad, por muy cargadas de nostalgia que estuvieran, y que deseo simplemente tener la capacidad de plasmarlas y desarrollarlas como realmente aparecen detrás de mi retina. Quiero ser capaz de dibujar y colorear, aunque fuera con grafito, tal y como lo veo al cerrar los ojos.

Y, como soy incapaz, claramente me frustro… y paso a otras cosas, como los problemas de cada día, o bien de mi vida cotidiana, y termino con esa sensación de que soy un ingenuo que ha desperdiciado casi toda su vida en miles de errores e inmadureces.

Es a estas horas de la noche en la que quisiera tener alguien con quien conversar de verdad, pero eso ya no es posible en diversos sentidos, de la misma manera en la que ya no tengo la edad para hacer locuras que sigo teniendo en mente.

martes, 16 de julio de 2013

Miradas y sonrisas


En este último mes no he hecho más que soñar, sin importar que fuera despierto o mientras duermo, con diversas cosas, pero principalmente con sutiles miradas, sonrisas suaves y fantasías.

También, por alguna extraña razón, recuerdo ciertos momentos específicos de mi vida, momentos en los que no hacía más que embobarme en mi imaginación por momentos imposibles que simplemente anhelaba, sin importar por las razones que fueran o las razones por las que los deseaba. Sin embargo, esas fantasías contenían siempre esas sonrisas y esas miradas, anhelantes y dichosas, llenas de caprichos y placenteras travesuras.

Quizás es por eso que me he enfocado tanto en distraer mi mente, como si no bastara con que esté catalogado de maniaco depresivo. Quizás no es más que un esfuerzo increíble por distraer apetitos y deseos fantasiosos, más allá de distraer mi pesimismo y autodestrucción.

Sin embargo, debo admitir que extraño muchas de esas sonrisas, tan precarias y fortuitas, de seres que no volverán a compartirlas, o que no las obtendré de la misma manera. Lo único malo de tener una única fuente de todo lo que único quiera es que, desafortunadamente, se pierde todo lo que es la adrenalina y la sensación de aventura, que parecen salidas de un sueño… y lo peor es que las imposibilidades estadísticas son demasiado reales.

Ésta es quizás la única vez que puedo soltar estas ideas. Quizás es la única vez que pueda dejar aflojar un poco el cerrojo de mis pensamientos.

miércoles, 19 de junio de 2013

Tiempo

Todo se basa en ello. Hace bastante tiempo que no escribía en mi blog, y hace tiempo que me estaba dando cuenta de que tengo elementos inútiles en mi vida que no me atrevía a desechar.

Por ejemplo, está Dragon Riders. Fue una buena idea, con las esperanzas de siempre, pero no llegó a nada, ni siquiera logré superar la gigantesca frustración que todo ello me llena. Al fin me decidí en borrar tanto el blog como el deviant, aparte de cerrar el capítulo de “intentar” hacer cosas con mis amigos.

Sí, ir a la Comic Con Chile fue una sorpresa. Fue una increíble experiencia tener un stand propio dentro de Estación Mapocho… sin embargo, no dejó de ser una chacota, pues mis amigos no hicieron más que desorden y alguna que otra estupidez, además de que, para variar, mis trabajos no llamaron la atención de nadie. Los ñoños de hoy no comporten mis gustos ni gustan de mi estilo (y eso que les gusta basuras como las de Grotesco y Comic-Fome).

Quizás simplemente no debería esforzarme por intentar llegar a la gente. Parece que no tengo llegada a la gente y, en cierta forma, no tengo mercado (aunque quizás es porque hago referencias ya demasiado viejas para los niñitos de hoy). De hecho, me disgusta que a la gente sólo le guste mis dragones, pues los dragones son criaturas atemporales en la cultura de ciencia ficción humana, y porque ni siquiera quiero dedicar mi arte a los dragones: no quise ser diseñador gráfico por venderme al mercado, y menos lo haré ahora.

De cualquier manera, siento mucha rabia por el tema de mediatinta (el grupo que supone reemplazaría a todos los intentos pasados), pues la promesa de perseverancia y disponibilidad de tiempo de mis amigos, para variar, nunca se cumplió. Para variar estoy yo dando rebotes en medio, intentando ver si puedo o no hacer algo, y después me dicen “no hagas” o “no te esfuerces” porque “no tenemos la disponibilidad y la estabilidad anímica para hacerlo”. O sea, ¿hola?, porque yo llevo desde el 2008 peleando con ello para intentar perseguir mis sueños, realizando gastos monetarios y emocionales, de esfuerzo y tiempo con tal de conseguirlo, y todo ello me lo he mamado calladito.

No importa cuántas veces me digan que no me rinda ni nada por el estilo, simplemente ya estoy cansado de todo este circo. Es más, de hecho ya estoy chato de muchas personas, entre ellas “amigos” que no son más que parias de la imagen que yo tenía de ellos.

Claro, no puedo culpar a Simón, por ejemplo, que ya me rendí de intentar estar a su par cuando, en realidad, nunca lo he estado. ¿Cómo podrías llamar a alguien amigo cuando te das cuenta que no lo conoces? ¿Porque está allí para prestarte atención cuando lo necesitas? Han pasado 13 años desde la última vez que convivimos juntos de forma regular, y ese tiempo marca mucho la diferencia, especialmente porque puedo decir perfectamente que no nos conocemos y porque es imposible reconocernos con facilidad como lo hacíamos antes. Preferiría enormemente hacer el esfuerzo de juntarme con él otra vez, pasar un buen tiempo juntos, aunque sea haciendo algunas estupideces, y recordar por qué somos (o nos llamábamos) tan buenos amigos. Yo, al menos, necesito tal reconocimiento en mi subconsciente para olvidar muchas cosas del pasado y del tiempo mismo.

Pero, por otro lado, no puedo seguir mintiéndome por personas que en verdad detesto y que, por alguna suerte de sentimentalismo y humildad, he intentado tolerar y me he engañado con tal de verlos de otra manera. Hay personas realmente detestables en mi registro mental de “amistades”, de igual manera en que hay personas que no son más que sombras, pues no tienen real valor ni peso: las tengo en registro, pero no existen realmente ni hacen algún mínimo aporte.

Recuerdo el pesar de mi padre cuando me contó que, principalmente por su forma de ser, terminó quedándose sólo y perdiendo a sus amigos. Pero a mí me da igual: tengo grandes amigos que me conocen como realmente soy y, pese ello, son bastante cercanos, sin mencionar que siempre he estado con menos de un puñado de personas a mi alrededor.

Estaré bien aunque tan sólo tenga dos o tres amigos.

Sin embargo, ya no puedo tolerar mi mundillo basado en el tiempo. O soy el más grande mentiroso, o bien un estúpido sin fronteras, pero ya no puedo aguantar las frustraciones, la ira ni las desiluciones.