Normalmente, a esta hora de la noche, mis ideas y
pensamientos fluyen. Muchas veces de manera caótica, imperceptibles e
imposibles de comprender, mas capaces de traer sentimientos y momentos
enterrados en lo profundo de mi subconsciente, trayendo consigo nostalgia y
anhelos.
A veces me pregunto: ¿para qué rayos me esfuerzo tanto?
Pero otras veces simplemente pienso: “bueno, al menos algo debe salir de todo
esto que se le denomina vida”.
Sin embargo, es en estos momentos, tiempos de relajo e
inactividad, en la que fluyen mis ideas y creatividad, por muy cargadas de
nostalgia que estuvieran, y que deseo simplemente tener la capacidad de
plasmarlas y desarrollarlas como realmente aparecen detrás de mi retina. Quiero
ser capaz de dibujar y colorear, aunque fuera con grafito, tal y como lo veo al
cerrar los ojos.
Y, como soy incapaz, claramente me frustro… y paso a
otras cosas, como los problemas de cada día, o bien de mi vida cotidiana, y
termino con esa sensación de que soy un ingenuo que ha desperdiciado casi toda
su vida en miles de errores e inmadureces.
Es a estas horas de la noche en la que quisiera tener
alguien con quien conversar de verdad, pero eso ya no es posible en diversos
sentidos, de la misma manera en la que ya no tengo la edad para hacer locuras
que sigo teniendo en mente.
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