martes, 30 de julio de 2013

Hora

Normalmente, a esta hora de la noche, mis ideas y pensamientos fluyen. Muchas veces de manera caótica, imperceptibles e imposibles de comprender, mas capaces de traer sentimientos y momentos enterrados en lo profundo de mi subconsciente, trayendo consigo nostalgia y anhelos.

A veces me pregunto: ¿para qué rayos me esfuerzo tanto? Pero otras veces simplemente pienso: “bueno, al menos algo debe salir de todo esto que se le denomina vida”.

Sin embargo, es en estos momentos, tiempos de relajo e inactividad, en la que fluyen mis ideas y creatividad, por muy cargadas de nostalgia que estuvieran, y que deseo simplemente tener la capacidad de plasmarlas y desarrollarlas como realmente aparecen detrás de mi retina. Quiero ser capaz de dibujar y colorear, aunque fuera con grafito, tal y como lo veo al cerrar los ojos.

Y, como soy incapaz, claramente me frustro… y paso a otras cosas, como los problemas de cada día, o bien de mi vida cotidiana, y termino con esa sensación de que soy un ingenuo que ha desperdiciado casi toda su vida en miles de errores e inmadureces.

Es a estas horas de la noche en la que quisiera tener alguien con quien conversar de verdad, pero eso ya no es posible en diversos sentidos, de la misma manera en la que ya no tengo la edad para hacer locuras que sigo teniendo en mente.

martes, 16 de julio de 2013

Miradas y sonrisas


En este último mes no he hecho más que soñar, sin importar que fuera despierto o mientras duermo, con diversas cosas, pero principalmente con sutiles miradas, sonrisas suaves y fantasías.

También, por alguna extraña razón, recuerdo ciertos momentos específicos de mi vida, momentos en los que no hacía más que embobarme en mi imaginación por momentos imposibles que simplemente anhelaba, sin importar por las razones que fueran o las razones por las que los deseaba. Sin embargo, esas fantasías contenían siempre esas sonrisas y esas miradas, anhelantes y dichosas, llenas de caprichos y placenteras travesuras.

Quizás es por eso que me he enfocado tanto en distraer mi mente, como si no bastara con que esté catalogado de maniaco depresivo. Quizás no es más que un esfuerzo increíble por distraer apetitos y deseos fantasiosos, más allá de distraer mi pesimismo y autodestrucción.

Sin embargo, debo admitir que extraño muchas de esas sonrisas, tan precarias y fortuitas, de seres que no volverán a compartirlas, o que no las obtendré de la misma manera. Lo único malo de tener una única fuente de todo lo que único quiera es que, desafortunadamente, se pierde todo lo que es la adrenalina y la sensación de aventura, que parecen salidas de un sueño… y lo peor es que las imposibilidades estadísticas son demasiado reales.

Ésta es quizás la única vez que puedo soltar estas ideas. Quizás es la única vez que pueda dejar aflojar un poco el cerrojo de mis pensamientos.