Ya ha pasado meses desde mi perdida. Han pasado meses desde que vi más allá de los límites humanos, encarando el Paraíso y el Infierno, conociendo la verdad tras el misticismo de los ángeles y de los demonios.
Las historias sacuden lentamente mi mente, mientras la Tierra ya me parece un mundo frío y patético gracias al actuar de la humanidad.
Madre Gaia muere a cada respiro y nadie hace algo al respecto.
Los cielos rojos del Este, los grandes bosques del Oeste, los grandes glaciares del Norte, las hermosas playas del Sur... todo desaparecido para la comodidad.
Comencé el año con la sombra de mi ser expandiendo mi pesar, haciéndome ver que mis sueños no podrían ser siquiera posibles de realizar.
Ningún dios, ángel o demonio podría ayudar, pues ellos están muy ocupados con sus caprichos.
Los elfos tratan de llamarme para seguir su camino, pero en mí no está la fuerza necesaria para lograr dar el primer paso, el más importante.
Los dragones llaman a lo lejos aclamando por su infinito cielo. Yo quiero volar junto a ellos, pero en mí no encuentro cómo alcanzarlos.
Los árboles me quieren contar de sus antiguas historias de héroes épicos y de leyendas inigualables, pero desde donde estoy no podría siquiera escucharlos.
La hoja de mi espada apaga su brillo mientras reposa en mi corazón, pues en mis manos no encuentro la forma de volver a blandirla.
Mi alma muere con el paso de cada año, llegando hasta el límite cruel que yo creí que jamás llegaría, sobretodo por creer firmemente en que podría lograr mis metas.
Las almas de los muertos sienten lástima por mi; los demonios sienten empatía, sobretodo al ver que he comprendido su pasado; los ángeles me ven como un ser extraño, mas los arcángeles sienten la verdad en mí y algunos pocos tratan de ayudarme... y los humanos se admiran de mi extraña capacidad, poniéndole nombres extraños como "niño índigo".
No he podido encontrar el límite máximo dentro de lo que ya es mi propio límite.
Sólo puedo dedicarme a encontrar un mínimo de satisfacción al estar con mi amada y mis amigos, al ver a las águilas volar, al sentir que en la brisa del viento puedo encontrar la paz...
Pero quisiera que de una vez terminase éste sufrimiento y pudiese descansar en paz...
Solo quiero... que éste sufrimiento termine ya, pues en mí... la Luz pareciera no estar más.
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