domingo, 10 de enero de 2010

Recuerdos del Pasado

Hablando con Takuya por MSN me vi forzado a recordar ciertas cosas que me hacen sentir bastante mal.

Si bien necesitaba un personaje con cualidades “específicas”, el tener que darle la complejidad de tal personalidad me hizo recordar mi periodo de mayor dolor.
Si bien era meramente 8º básico en vez de la destructiva tormenta que era 2º medio, esa época fue el inicio de mucho pesar.

Si bien era un alienígena para el entorno juvenil de la generación a la que pertenezco, no tenía nada de malo. Era alguien callado, inmerso en sus cosas, problemas y sueños, en sus cálculos, lecturas, etc.
Claro, nunca faltaba quien le gustara molestar y arruinar el día. El detalle yace en que en una institución masculina como el Instituto Nacional, la testosterona llama a que muchos sean así o se unan para hacerlo.

En esa época recién estaba comenzando a darme por vencido respecto a los lazos que pudiera formar. Todos tarde o temprano me daban la espalda y me abandonaban.
No valía la pena siquiera intentar ser agradable para los demás.

No sentía los lazos de amistad, ni los lazos fraternales con mis padres. Todo era un susurro, una brisa matutina que pasaba como una caricia en mi mejilla.

Claro, todo empeoró, pero al menos tenía sueños que me ayudaban a aliviar el dolor. Ahora los sueños incrementan el pesar.

A medida que la conversación fluye, me hace pensar muchas cosas.

Sí, estoy mal. Quizás no estuve tan mal en el momento como para rápidamente requerir drogas o ayuda profesional como otras personas, pero mi personalidad hace que todo empeore.

Soy un maldito rencoroso y amargado. Soy tan realista y conciente que todo lo que parece bonito lo arruino ante el análisis de probabilidades, el cálculo de datos brutos y demás.
Todo lo que me haga un daño, una molestia o produzca ira, tiende a permanecer en mi mente durante bastante tiempo y a girar en ella para aumentar el daño, incrementar inmensurablemente la rabia hasta volverla odio, hasta generar el rencor en mi corazón.

Los sueños se rompen, las nubes van y vienen, la Luna brilla y se apaga… incluso el viento muere ante ciertas condiciones.
La vida se forma y se destruye, las almas se corrompen y la salud se distorsiona… y yo estoy aquí.

Las palabras de Red Eyes siguen en mi mente mientras me doy cuenta de más y más cosas en mí mismo y en mi entorno, temiendo muchas otras cosas.
Tengo males que superar, es cierto. Pero no poder superarlas sigue siendo mi problema.

Soñar no me ayudará a menos que se forme un milagro… y mi personalidad no ayuda mucho a lograr una superación efectiva.

Desde pequeño juré no cambiar mi personalidad, pues no sirve de nada cambiar para alegrar a los demás… y eso parece ayudar a hacer muchas cosas tanto mal como bien.

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