lunes, 8 de septiembre de 2008

El Espejo...

En las sombras de mi esencia, vago en busca de las respuestas, soluciones a eternas dudas respecto a imágenes, recuerdos, sueños que han aparecido día a día en mi retina. No me doy cuenta de que he caminado tanto en el campo de mi alma que he llegado al oculto espejo que he dejado en su altar, altar construido a base de cuatro pilares puestos alrededor del centro -el espejo- como si rodeasen un templo.

La vegetación ha rodeado la pequeña capa de cemento que cubría el suelo, mientras el espejo brilla intacto, como si el tiempo no hubiera existido para su mágico cristal. Los dorados adornos que se lucen en el marco del espejo siguen brillando conforme la luz del Sol atraviesa la espesa capa de hojas de los árboles que rodean este pequeño claro del bosque.

Miro el espejo como hace unos años había hecho y vuelvo a mirar a aquél que es una representación de mi persona, un ser que va más allá de los sueños, la imaginación y la misma realidad; un ser que no sabría explicar si existe o si es una imagen de lo que quiero de mí mismo... Pero sé que, sin importar qué, es real en el sentido de que puedo oírlo en mi mente pese a que no lo vea, porque puedo sentir su fuerza dándome coraje para seguir... coraje que hace unos años solo obtenía a partir de la leve esperanza de que el futuro sería mejor para mí, dudosa fe que no fue en vano.

Me alejo un poco del espejo y me siento apoyado en el pilar que contiene los símbolos del viento... me siento, cerrando los ojos para sentir la suave brisa en mi rostro, ayudándome a pensar y a sentir la energía de la madre Gaia, vida de éste mundo, con tal de relajarme y tratar de hallar las respuestas.

Lo único que logro es ver imágenes de mi vida, recuerdos que ya parecen leves sueños, además de recuperar las ideas locas que tenía en cada etapa de mi existencia... Pero nada parece más real que lo que viví cuando miré el espejo por primera vez, y lo que ello me trajo. Es entonces cuando vuelvo a sentir como las oscuras plumas del ángel solitario caen sobre mi interioridad, llenando otra vez de sombras mi mente.

Es tan frío... es tan agradable... es tan triste... es tan...
"yo"... Pero, antes de seguir cayendo en la vida que había tenido tiempo atrás, recuerdo lo que he obtenido ahora, sonriendo satisfecho, mientras siento como las plumas del ángel negro se hacen cálidas y más fuertes. Quizás sus alas nunca recuperen su color, pero al menos han podido recuperar su brillo y su fuerza para volver a volar.

Pero... el espejo sigue allí. ¿Por qué no vuelas de una vez? ¿Acaso no estas cerca de mí? ¿No se supone que el espejo no es más que un mero método para vernos, pues tú siempre estas aquí? No lo comprendo...

Lo único que se me ocurre es irme a sentar frente al espejo. Lo vuelvo a ver, sentado frente a mí, mientras sus ojos color sangre comienzan a brillar levemente con destellos dorados, mostrándome que ahora tiene más fuerza para vivir y para luchar. Pero, ¿no se supone que eso significaría que yo debo luchar? ¿No significa que ahora podré liberarme de las cadenas para salir a luchar por los sueños de ambos?

Pero entonces, algo extraño pasa... El niega con la cabeza y hace un gesto poniendo su mano sobre el corazón, tratando de decirme algo. Sus alas salen de su espalda y se mueven con el viento, mientras siento como si estuviesen en mi propia espalda. Sorprendido, pongo mis manos sobre mi zona lumbar para encontrarme con...
nada. Lo único que siento es como las plumas se confunden entre las hojas, llevadas por el suave viento primaveral.

Otra vez hace una señal de negación y vuelve a poner su mano sobre el corazón. No lo entiendo... solo me limito a imitarle y a poner mi propia mano sobre mi corazón, para observar como la imagen del espejo desaparece... para ser luego el mismo espejo y la luz solar que llena el lugar quienes comienzan a desvanecerse.

Quizás sea la única respuesta real que tenga ahora... todo lo que creí ahora tiene sentido. Siempre creí que aquél muchacho era representación de mi propio ser, pero estaba equivocado: la verdad era que yo era la representación de él. Las cadenas nunca existieron, sino que yo mismo soy el límite de su propia liberación.

Pero... entonces... ¿cómo podrá ser libre para luchar por los sueños que ambos buscamos?
¿Quién será quien lo libere finalmente, y
cómo?

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