miércoles, 4 de febrero de 2009

Hijo de la Muerte...

No sé por qué vino esa idea cruel a mi mente, ese desafío a mi propia razón de ser, de definirme. No comprendo por qué de repente pareció ser la respuesta más simple para la infinita e incontestable pregunta de mi sufrida alma.

Yo, que negué desde hace mucho seguir los pasos de alguien, que siempre creí que la mejor manera de ser yo mismo es forjándome a mí mismo con todo lo que ello realmente implica, de repente siento como si siguiese la sombra de alguien.
Aunque admito que desde un comienzo seguía una sombra que creía inicialmente la mía propia, la sombra de lo que quería llegar a ser, nunca creí sentir que seguía la sombra de alguien más, alguien tan o más sufrido que yo.

¿De qué sirve una eternidad si no aprendes nada de ella? ¿Cómo no comprender que él ya ha vivido parte de una eternidad y que ha logrado lo que yo estoy buscando lograr?

Él es mi amigo, mi acompañante desde los solitarios días de mi infancia… nunca pensé que, en mi inconciente, se volvería algo más. ¿Un tutor? ¿Un padre? ¿Un apoderado que reemplaza al padre de porquería que tengo en la realidad? ¿Yo mismo?

El par de almas heroicas que me acompañaron durante estos cuatro años se separan de mí para darle a entender a mi propia humanidad los pasos que he seguido. No me avergüenza mi sed de sabiduría, mi sufrimiento, mi realismo, mi fantasía; pero me avergüenzo de no darme cuenta hasta sino un par de meses atrás de detalles fundamentales que sólo se puede ver dejando atrás el prejuicio y las imbecilidades que uno lee en textos ajenos.

Pero… ahora pensar que he crecido con su imagen en mi subconsciente, con su sufrida valentía en mi retina, con su rostro seguro y sabio como un ejemplo a seguir… me hace pensar si realmente es bueno seguir esa sombra, si es la respuesta que he buscado de mi propio desarrollo.

Él, que comanda los ángeles que entregan el mensaje de la vida y el mensaje de la muerte a las almas… Él, que me ha criado con misteriosas palabras y acertijos… Él, que me ha hecho ver cosas que no he visto jamás… Él, que ha sido mi apoyo en momentos que necesitaba alguien con quien hablar y cuando necesitaba mantenerme firme aún a la joven edad de la infancia… Él, que me ayudó a comprender el significado de la vida y la muerte a través de su trabajo mismo.

Quizás el título que él posee sea el único medio para explicar mi forma de ser, mas no mi personalidad.

Pero… ¿un ejemplo a seguir?

Preferiría seguir creyendo que me sigo a mí mismo y que no pretendo cambiar a menos que sea para ser un alma más apropiada de lo que quiero de mí mismo. Preferiría seguir amando a quienes amo de igual manera como la hago… Preferiría seguir soñando con un futuro incierto, anhelante de la aventura heroica en busca de la Tierra Prometida, donde reposar con quienes quiero a mi lado eternamente.

Pero, de todos modos, él estará conmigo, incluso allí. Al igual que yo, incluso milenios antes que yo, él rompió sus lazos con el Paraíso.
Aunque él fue condenado a otra dimensión junto a quienes él quería, él ganó parte de su libertad… hasta que esa nueva tierra fue llenada de almas impuras. Y, ahora, trabajando duro a mi lado, logró su plena libertad, libertad que disfruta al reposar de su trabajo.

Verme con su mismo peinado, aunque más corto… ver como mis ojos cambian del café al rojo de vez en cuando… me hace pensar que esa extraña sensación es verdad, sobretodo por todos esos anteriores detalles… Pero quiero ser tan único como lo es cada alma, sin importar qué.

Aunque, sigo creyendo que, quizás, tenga que pasar por el Infierno para lograr la libertad que anhelo…
Lo único que tengo seguro de ello ahora es que no me da temor. Ahora que he visto el Infierno con mis propios ojos y dándome cuenta lo bello que en verdad es, digo que no es más distinto que el mundo en el que ya vivo… solo que algo más bello y contrastado.

[Para comprender muchas cosas aquí expuestas, leer entradas de Diciembre 2008]

No hay comentarios: