martes, 27 de enero de 2009

Viejos sueños...

Y entonces recordé cada uno de esos sueños que tanto quería que fuesen realidad. Recordé cada una de esas viejas visiones que me indicaron qué camino tomar para ser la persona que quería definitivamente ser; viejas ilusiones para forjarme a mí mismo como un héroe o como un guerrero virtuoso y digno.

El honor apareció indudablemente en mí, surgiendo con un significado imposible de expresar en palabras y que iba irrefutablemente más allá de valores o del arma de doble filo conocida como orgullo. Una visión muy amplia del mundo tomó mis ojos y los preparó para que se mezclaran con mi percepción y mi inteligencia; todo para hacerme más sabio aún, más astuto… pero, a su vez, más sufrido.

La pureza y la fuerza nacen del sufrimiento, sobretodo si es un sufrimiento que viene del corazón, algo que forja carácter y sabiduría sobre la inteligencia o los músculos.

Así de fuertes era mis expectativas, mis promesas, mis anhelos…
Pero, aún así, no puedo dejar de soñar con la misma intensidad, con el mismo anhelo y pasión, con las mismas ilusiones de un mundo que está lejano de éste y que es alcanzable a través de una aventura heroica y asombrosa.

Los amigos que me siguen, las grises plumas que me aconsejan, los dragones que me guían, las llamas que me llaman.
Tan bellos son los paisajes que alguna vez vi en esas visiones, tan espirituado se mantiene mi corazón al sentir en mi mano la espada y al sentir la presencia de quienes me acompañaban y acompañan.

El pasto eternamente verde y el viento que baila a mí alrededor, cual espíritu alegre que sabe dar la bienvenida y que quiere contar las más antiguas historias. El cielo limpio y los árboles moviéndose alegremente al son del viento, demostrando cuan vivos están en verdad. El lago cristalino y el espíritu del agua danzando silenciosamente sobre sus aguas, casi sin tocar la superficie.

Pero la Tierra Prometida es solo la meta. Hay muchos lugares que visitar antes de llegar a aquel lugar de descanso eterno.
Pasar por dimensiones desconocidas y otras conocidas solo como juegos o caricaturas, asombrarse ante la infinidad del universo y sus planos paralelos que desafían la estabilidad de la infinidad misma. Creer que los mismos sueños pueden ser capaces de crear mundos nuevos y anhelar ver un sueño hecho realidad, como si nos volviésemos otra vez unos pequeños niños de primaria… eso es un regalo que ni los dioses han de otorgar.

Y todo eso no ha sido más que un sueño, un sueño que siempre ha tenido la posibilidad de hacerse realidad a través de fe y esfuerzo espiritual. Pero es tanta la ayuda necesaria que jamás se pueda realizar…

Pero, al menos, tengo la compañía de aquellos que sé que me podrían acompañar, sobretodo de la presencia de Azrael, la cual desafía de por sí la realidad misma.
Creer que los sueños algún día serán realidad, no cuesta más que la fuerza con que se puede anhelar… Todo lo demás depende de la voluntad, y yo me esfuerzo aún cuando no puedo para ver algún día al menos un pasto siempre verde a mis pies.

1 comentario:

WritingJonah dijo...

Me encanta tu manera de escribir, Feña. Siempre capturas cada sentimiento y lo demuestras en una manera artística y bien calculada. Tu sabes como seguír tu corazón y como al mismo tiempo guiárlo con tu escritura. Sigue así, bro!