Gabriel

Ésta es una de las cosas que esperaba conversar con Azrael, es ésta una de los temas más polémicos tanto para los celestiales como para las misma humanidad "creyente", el día que se entere.

Gabriel es miembro de la Casta de los Fénix Angelicales, rebosaste de orgullo y de pureza.
Está de más decir que es alguien de un cabello ordenado y unos profundos ojos verdes, acompañado siempre de sus llameantes alas, anaranjadas como el más limpio fuego; alguien que representa bien a su luminosa casta.

Pero, por mucho que se espere que la casta del Fénix sea la más importante y respetada, guarda un terrible secreto que rompe toda norma: Luzbel pertenecía y era líder de ésta casta.
Ya rompiendo con el machismo, por ser la única capaz de cumplir el deber, fue nombrada líder de la casta por el mismo Yahvé, además de que era la más poderosa entre los celestiales.

El día en que fue despojada de su honor y arrojada fuera de aquél mundo por las ordenes de Yahvé, Gabriel tomó el control de la casta, refugiándose directamente en el Castillo que le correspondía.
Nadie está muy seguro de cuánto tiempo estuvo allí, pero logró mantener su mente limpia para adquirir más inteligencia de la que ya era debida en su casta. Es el más listo de los 4 Grandes, además de ser el que lleva las riendas de las estrategias junto a Rafael.

Le ha costado sudor y sangre -sí, sangre- recobrar el honor y el orgullo de su casta, de su familia, para poder seguir en paz y mantenerse como uno de "los 4".
Aún cuando logró que, a la vista de los celestiales, las llamas del fénix volvieran a verse limpias y eternas, sus pensamientos se volvieron cada vez más reservados.

"¿Por qué se habrá vuelto más reservado y más blando en ciertas decisiones y juicios?" - reiteró la pregunta mi amigo de ojos rojo-sangre.

Quizás no sea tan necesario conocer la verdad tras esa pregunta, pues aún hay demasiadas incertidumbres tanto en el "Cielo" como en la Tierra.
La humanidad no está lista para comprender la falla de sus creencias, de su ingenuidad y su pseudo-sabiduría, pero en ciertas obras de ficción siempre llegan a dar en el punto central de ciertas verdades y realidades...

"Pero quizás no es todo"

Lo último que he logrado conocer, y que le he comentado, es que Gabriel fue tío de la portadora de La Espada de Dios.
Cuenta la leyenda que esa espada debe ser portada en el cuerpo de una ángel elegida y que debe ser retirado por un Guerrero Elegido, un arcángel capaz de luchar contra Samael y derrotarlo en cruel batalla para traer paz otra vez entre el Paraíso y el Infierno.

Aún cuando fue aquella Dama la que trajo la paz a la casta al convertirse en la Elegida de llevar La Espada, nada fue más gratificante para los celestiales que la llegada de la esperada Primera Batalla entre Paraíso e Infierno... El día en que La Espada debía ser nuevamente usada; pero ésta vez ya no estaba en manos del Arcángel Miguel, pues su deber estaba en enfrentar a Luzbel, junto a los otros 3 Grandes.

"Está de más decir que la portadora muere instantáneamente" - me recuerda mi compañero.

"Pero el Misterio de Alas Doradas sacrificó su alma para salvarla" - le comenté, recordando uno de mis sueños -o talvez visiones-.

Se detuvo un momento, mirando a través de la ventana que está a mis espaldas, repitiendo lo que dije, reconociendo en susurros el significado.

"El misterio de alas doradas..."

El viento susurra entre los árboles y la brisa entra suavemente al cuarto. La agradable compañía de Azrael choca con el aire caliente que entra por la ventana, mientras la Naturaleza misma acompaña a su susurro, como si supiese la verdad tras ese nombre.
Tal vez la misma Gaia conozca la verdad; tal vez está vinculada con su propio origen, con el Draco
Carmesí... pero esas deducciones son distantes y cada vez se han vuelto más y más inciertas.